28/11/10

reflexiones, mientras carga el libro.

Viernes, 10 de la noche, metro de Madrid. En momentos como este me doy cuenta del paso del tiempo. Cuando dejamos de ser tan jóvenes, el simple hecho de salir de fiesta, ya me es ajeno. Como algo que no esta al alcance de mi. Por una parte no es molesto, porque pienso que siempre fue así. Nunca fui de salir mucho, de llegar a casa a las 6 de la mañana, de beber hasta reventar, de bailar y cantar hasta dejar mi cuerpo roto. Pero luego pienso que da igual, se paso ese tiempo. Ahora lo que me pide el cuerpo es tomar unas cervezas, estar con mi chica, mis amigos, pasar el domingo en casa tranquilamente.
Pero puede que sean todo alucinaciones o pensamientos sacados de contesto, puede que mi mente se este envejeciendo. Un viejo prematuro o un viejo encubierto. Además me doy cuenta que no encajaría en esa llamada “juventud de ahora”. Algo les pasa en sus ahuecadas cabezas que no llego a entender. Es una generación que no les interesa la historia la ciencia la política, ¡nada! Algo falla, esta claro, algo muy serio.
Puede que sean reflexiones de una mente cansada, pues me siento muy fuera de época, según los años transcurren.
Pero puede que no sea más que cosa mía. Puede que ya estemos llegando al punto de inflexión de la 3 década. Porque esto es lo que hay. El paso de los días es imparable. Así que seguiremos reflexionando. Mientras seguimos viajando en metro para volver a casa un viernes rodeado de jóvenes “vestidos” para ir de fiesta mientras yo sigo leyendo libros de historia medieval.