8/10/12

Caminando...


Dirijo los pasos a lugares más fértiles, la oscuridad siempre me acompaña. Ella siempre está mi lado, mi fiel escudera, mi compañera insaciable. Los caminos aciagos se alzan ante mí como largas líneas infinitas. Mis pasos me guían, lentos, hacia ninguna parte. Pues nada queda ya. La sombra del pasado sé a quedado en mi mente, como un parásito incrustada. Pero del, solo esa sombra queda.

Que buen tiempo vivimos ayer, que buen destino se nos escapo entre las garras. Nos criemos lideres, nos criemos jefes, pero fuimos meras figuras. Este mundo, antaño nuestro, es ahora de otros. Y nosotros solo podemos andar de aquí para allá sin destino ni residencia fija, así dicta la ley.

Mi viejo abrigo de viaje esta desgastado y lleno del polvo húmedo de los caminos. Mis botas y pantalones están húmedos de la lluvia de ayer, siempre llueve por estos lares. Mi vieja arma del ejercito colgada de mi hombro, ya no reluce como antes. Solo tiene un cargador, pero me es suficiente para ahuyentar a asaltadores y alguna que otra alimaña de los caminos.

He llegado, un viejo templo, más antiguo de lo que se recuerda. Sus columnas son de piedra basta, pero sus muros albergan muchas estatuas de dioses ya olvidados. Dentro de su planta redonda, alberga una especie de altar, ahí sacrificarían o se oraría. Entro entre algunos bancos disgregados al azar, aquí ya hubo gente como yo, caminantes en este mundo ajeno.

Me siento cerca del altar saco de mi viejo zurrón una hogaza de pan, un poco de carne seca  y mi bota de piel de cordero con agua de un manantial por el que pase. Eso me hace pensar como desperdiciábamos el agua antes. Corto el pan y como pensando en los dioses de mis padres, parecidos a los de aquel templo. Dioses que, como la civilización que los adoraba, han desaparecido todos.

Recojo lo que me sobra y me lo vuelvo a guardar, me tendrá que durar un par de jornadas más. Me voy a un pequeño rincón en el lado este del altar, cerca de una pequeña ventana en forma circular. Me tumbo sobre mi abrigo y cierro los ojos, mañana puede que sea un mejor día.