15/7/09

Mano roja: relatos de justicia.

Este mundo, esta plagado de injusticia, de muerte, asesinato, violación, abuso de poder. El poder es siempre quien decide quien es torturado por su color su estatus o gustos sexuales. Quien merece un tiro en la cabeza por pensar de otra manera, pasear con quien ama abrazado o revelarse contra él.
Desde hace demasiado tiempo, Este mundo esta corrompido. Pero va en nuestra naturaleza. Somos como somos, imperfectos. Todos mentimos, somos idiotas irrefrenables y siempre intentamos beneficiarnos de las mentiras y idioteces de los demás.
Ante esto hay muchas maneras de actuar.
Una es, ser parte del engranaje. ser abusados o abusar. permitiendo que esto se reproduzca. No es el mas honorable de los caminos, pero es el mas seguido. Ser parte de ese sistema de poder. Ser peldaño sin quejas ni resignaciones.
Otra manera es alzarse contra el. Camino de gran honor y posibilidades de muerte, o de conversión, sin que nadie se de cuenta en parte de ese mismo sistema siendo su sistema, mas o menos, antagónico. Morir por luchar contra ello, o de una manera muy sutil, acabar siendo uno de los miles de vagones de este sistema de trenes.
Y, existe la vía de la mano roja. Tachada de inmoral, asesina, hereje, y muchas otras palabras escabrosas. No es mas que una purga de las injusticias mas grandes. Acabando con la injusticia a la cual la propia justicia nunca llegaría por el poder de sus ejecutores. Por ello la mano roja siempre fue perseguida.
Hace demasiado que existimos, dormidos entre las ciudades mas antiguas, entre las sombras de sus mas impuros vicios. Mas allá de sus religiones, poderes. No tenemos jefes, ni sacamos dinero de podres del sistema. Sacamos a nuestros hermanos de los lugares mas recónditos del mundo. El entrenamiento es continuo, y la preparación para cada misión puede durar mas de 6 años. Nada puede fallar, nada puede estar dejado al azar. Todo tiene su porque y su reacción esta ajustada.
Nuestras almas, como dirían muchas religiones, están condenadas al infierno. Pero hemos conseguido que se haga justicia, asique merece la pena. No somos mártires, no queremos serlo. Solo somos lo que somos, viles asesinos, crueles sin sentimientos. Pero al servicio de la justicia, que debería gobernar en este mundo.
Altruista, diréis, puede. Pero nos da igual. Lo que importa, es hacer, cada uno lo que cree que debe, para que este mundo mejore. Así que, la justicia esta servida. por favor cojan todos un trozo.



Amigos y amigas escribo aqui, para los seguidores de esta saga, muy larga, que esta apunto de dar un gran salto. Aa traves de bubok, el autor esa pensando en sacar, un minilibrito con todos los relatos de la mano roja, escritos y algunos mas que estaran nuevos. Una pequeña recopilacion de la mano roja, en libro, para como, hacer eso de publicar un libro, que siempre da gustito jejeje. Así que amigos. espero que les guste si sale adelante el librito. saludos a todo amigos de la mano roja!

2/7/09

La Horda de Dios.



Delante de el estaba la abarrotada plaza, llena de seguidores y fanáticos de aquel "sinsentido" al que llamaban "La horda de dios". Aquella agrupación, sin que nadie lo supiese se había extendido por todas las religiones, habidas y por haber. Eran los mas cristianos, entre todos los seguidores de pedro. Los mas islamistas entre los descendientes de mahoma. Los mas aférrimos hindúes, entre los hijos de bisnú. Y los judíos mas ortodoxos dentro de las ramas mas retrogradas de el judaísmo.

¿Por qué, una organización como aquella, que unía a tantas religiones, era tan peligrosa? Porque era precisamente una organización dispuesta a acabar con la paz, la poca paz existente entre religiones y seres humanos. Y por ello, llevaban exterminando a guerreros como Ill Sar, desde hacia milenios.
En aquella plaza se encontraban, reunidos mas de 100 de aquellos soldados de la horda de dios. Aquellos hombres y mujeres, bajo la apariencia de músicos, oficinistas, obreros. eran un autentico ejercito, en una reunión. Entre ellos, infiltrado como un viejo soldado estaba el sacerdote James Millano. Él le había comentado que aquella reunión se celebraría, pues aun en el retiro, estaba informado de aquella organización, que poco a poco se había apoderado del mundo. Ill Sar en cambio estaba apostado en una de las entradas laterales a la plaza detrás de un policía, guarda de esa horda.

En aquella reunión, se daría un discurso, pues sabían que un nuevo guerrero había resurgido. Y el momento llego. De entre toda la multitud se subió a un cubo de basura una mujer alta y morena. De cuerpo explosivo, era la suprema sacerdotisa, señora de la horda de dios en aquel país de Europa.

-Hermanos, ha llegado la hora. La hora de demostrar a nuestros antepasados, que seguimos su legado. Qué el único dios, sera el que este sobre nuestras cabezas, nunca uno que camine sobre la tierra. Ya que, los supuestos dioses-humanos, dioses que caminan como nosotros, o los guerreros-dioses, como se les conocía en la antigüedad, no son mas que engendros del averno, maldiciones de este universo. Y han de desaparecer.- tras el rugir de toda la plaza, la sacerdotisa continuo.- Ya hemos logrado eliminar a casi todos, creemos que quedaran unos 10 rondando por nuestro planeta. Pero hermanos no todo es regocijo. Se nos ha hecho saber, que uno mas ha nacido. Nació hace unos cien años, en algún pueblecito del Reino Unido. Pero, según creen los seguidores de esas, monstruosidades, es el gran heredero del poder de todos y cada uno de los que hemos matado, es el que traerá su régimen a nuestro mundo. Y eso es una herejía que hemos de evitar con sangre, su sangre.- el griterío fue aun mayor. Era el momento de actuar.

Escaló el edificio que rodeaba la plaza mientras la sacerdotisa gritaba cosas como "limpieza de sangre y de creencias" entre las religiones y muerte a todo "creyente de libertad", términos usados para referirse a la matanza de todos aquellos no extremistas entre sus filas, y muerte de todos aquellos que pensasen libremente, respectivamente. Una vez encima del edificio, de 4 pisos, Ill Sar, alzo su voz. cortando la voz de la sacerdotisa y la de todos los presentes, estaba usando la voz del mundo.

El maestro Whis Namar, estaba sentado encima de una roca en mitad del lago, a unos kilómetros de la frontera de china con Hong Kong, entonces aun había guerra con el imperio japones. Ill sar estaba sentado en una pequeña roca a su lado, escuchando el silencio reinante.
-Joven Ill Sar,- dijo el maestro- Escucha lo que te rodea.
-Maestro Namar, no se escucha mas que silencio el ulular del viento y algún animal en las orillas a medio kilómetro.
-NO. No e dicho que escuches con tus oidos, he dicho que escuches. Usa las lineas de energía que nos unen, usa las trazas de viento para escuchar los sonidos que transportan y los olores que te traen. Y cuando lo hagas, trata de silenciarlo todo.
Transcurridas varias horas en el lugar, Ill sar, consiguió escuchar una bomba, luego una bala, el recargar del soldado japones. Y en ese instante todo le vino de golpe, los gritos de soldados, de personas huyendo, el olor de la pólvora y carne muerta, los rastrojos pisoteados, tierra removida.
-Bien Ill Sar, ahora desde lo mas profundo de tu espíritu, saca la voz de la tierra, lo que los silenciaria a todos, sabes que es, lo sientes.

Todo en aquella plaza quedo mudo, ante su voz.

-Soy Ill Sar, guerrero, no me autoproclamo dios, solo un servidor de la humanidad. Aquellos que depositen sus armas en el suelo y se tumbn, no moriran hoy, y podran regresar a sus vidas. Los demas, que luchen con honor, pues con el moriran.- Muchos de los presentes sacaron espadas, pistolas fusiles contra el guerrero, solo unos pocos se tumbo. El guerrero salto de lo alto y callo en el centro de la plaza, desenfundo su espada, y se dispuso a defenderse. todos lo atacaron a la vez, pero solo con un movimiento de manos derribo a las oleadas de soldados, y empezó a mover su espada de un lado a otro...sin dejar rastro de vida por donde cortaba. Minutos después, solo los pocos tumbados y James estaban con vida, la sacerdotisa se retorcía pues ella solo había sido herida.

-Dile a la horda, sacerdotisa, que su hora ha llegado, este mundo es de los humanos no de dioses ficticios que maltratan con muerte y guerras santas. Y yo me encargare de dejarles el mundo limpio de escoria para que lo disfruten.- Dio media vuelta enfundo su arma y junto con el sacerdote marcho por una de las calles. a la mañana siguiente toda la horda buscaba al ultimo guerrero. Pero este ya había puesto rumbo a otro país, pues la guerra había empezado.