16/4/10

La vida, ese puñetero mal necesario

Los animales son puñeteros, lo son y lo serán. Pero no solo ellos, las personas, las plantas son puñeteros. Porque siguen reglas absurdas, o al menos absurdas para las mentes que las miran desde fuera, desde dentro están justificadas. Tan justificadas como que un hombre entre en un macdonals y mate a todos los que allí están, tanto como el profesor de calculo que decide suspender a sus alumnos de ingeniería, tanto como el vendedor de flores que decide regalar rosas a todas las mujeres que ve el día 14 de febrero, tanto como los adolescentes que para ser uno mas beben hasta que su hígado revienta por dentro, tanto como el conductor que decide que con una copa no le pasara nada al volante, tanto como el empresario que decide vender todas sus acciones y retirarse a la playa, tanto como el policía que trafica con las drogas que confisca, tanto como el avión que se estrella en mitad de un bosque porque no se lleno suficiente combustible, tanto como el terremoto que destruyo media ciudad por que el constructor decidió invertir menos en materiales, tanto como el músico de rock que salta del escenario en el momento justo en que una botella pasa volando y se estrella en su cabeza, tanto como todo la amalgama de posibilidades dentro de este universo de improbabilidades. Porque la vida es puñetera. Mejor la nada, pero nada de nada. Por que el más mínimo gramo de algo, seguiría leyes de física, calculo, química…nada de nada. El puñetero vacío…

Eso seria la tranquilidad si, pero, ¿que aburrido no? Por eso es preferible este universo que tiende a la entropía constante. Así no nos aburrimos. Tomamos una cerveza bien fría, nos sentamos y vemos como todo sigue sus propias reglas absurdas. Pero lo mejor es, que al hacerlo, nosotros seguimos la absurda y estupida regla de ver todo pasar sin hacer nada. Porque esto no es más que eso, un caos que tiende hacia…bueno da igual. Vayamos a donde vayamos, ya llegaremos ¿no? Porque como la vida, la historia el futuro es imprevisible, y eso ¡me encanta!

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