22/3/12

Caminando por la ciudad muerta

Las calles están despejadas, tanto de gente como de ellos. Un coche de policía estatal al final de la avenida es lo único. Al acercarme a estas horas de la mañana les enseño mi pase de seguridad azul. Mi trabajo me lo permite. Llevo mi vieja mochila bandolera de cuero. Llevo dentro medicinas, botella de litro de agua potable, y mi cuaderno de notas.

En mi cintura, con su carcasa bien sujeta a mi cinturón va Betty, mi vieja pistola de calibre 5.0 de cañón largo. Es mas de pistolero que de defensa personal, pero me gusta su estilo. Pero tranquilos las cosas no están tan mal, tras dos años de guerra y dos de post-guerra, las cosas casi han vuelto a la normalidad. Nosotros controlamos la mañana, el día es nuestro. Como antiguamente. Pero en cuanto se pone el sol, toda persona sin carnet azul o rojo, ha de acudir a su casa sin dudarlo. Pues se impone su justicia según cae el crepúsculo.
Todo empezó con un simple cambio en una secuencia, querían probar dijeron los científicos, solo probar para mejorar nuestra calidad e vida. Pero el problema fue que mutó cambio se convirtió en virus de trasmisión sexual...y en menos de año y medio ese cabrón se trasmitió mas rápido que cualquier otra cosa. No mataba, al menos no del todo. Dejaba al infectado en un estado alterado, no podía vivir de día pues era hipersensible a la luz. Solo les movía el impulso de la adrenalina, las fiestas y peleas que duraban semanas fueron los primeros síntomas a gran escala. La guerra fue muy extraña ues se lucho contra personas que querían destrozarnos y hacernos ser uno de ellos. Pero se acabó. Llegamos a la tregua de Milan. Medio mundo para ellos medio para nosotros, gobiernos que coexistian.

Ellos crearon grupos de cazadores, por eso el toque de queda, todo ser que este pasado el atardecer puede ser convertido o algo peor...
nosotros hicimos algo parecido, patrullas vecinales al principio, milicia ciudadana después y milicia civil al final. Estos, entre los que estamos todo ciudadano o ciudadana sana entre 16 y 45 años, patrullamos una noche a la semana para evitar que se rompa la tregua.
Y he me aquí, soy parte del grupo de investigadores que buscan cura, soy parte de las patrullas que los aplastan si se pasan un ápice por la noche. Y en mi hogar anida el mal. Fue atacada en una ronda al principio de la tregua, y aun esta enferma. Ella sale, ella hace lo que su especie hace. Pero en su cerebro sabe quien soy y que la amo...aun no me a hecho nada cuando vuelvo a descansar. Solo por ella sigo trabajando para encontrar una cura...sino me liaría a tiros con todos y cada uno e esos malditos bastardos. Como hace dos noches. Entramos en una casa que había pulsado el sistema de emergencias automatizado. Y al llegar vimos a dos de esos bichos, un macho y una hembra. Aun alimentándose de la vieja que al verles había sufrido un infarto. Ahí estaban con sus pieles blancas su pelo lacio y sus dientes amarillos...saque a Betty y antes de que pudiesen levantarse les abrí la cabeza. Ojala pudiese decir que esta situación es rara...pero me temo que ellos no se toman tan enserio la tregua como dicen sus lideres y los nuestros, en eso el mundo no ha cambiado, los políticos aun mienten.

Como decía las cosas no están tan mal, pues, aunque no lo creáis podrían estar peor.

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