Sientes ese dolor, pequeño, punzante en tus sienes. El escozor del sol tras una larga noche de noctambulismo. O el dolor estridente del corte con una hoja de papel, escuece y irrita a cualquiera. Menos a mí. Hace tanto que todo eso dejo de dolerme, tanto que mis nervios se convirtieron en…simples tramos de cuerdas extremadamente finas. Pues nada me puede dañar. El tiempo no me matara, pero la vida no me satisface ya.
No soy un vampiro, aunque, a veces, desearía serlo y lanzarme a la puesta de sol.
¿Qué soy? Eso te gustaría saber, pero eso nos llevara a hace muchos, muchos años, en el pasado y en el futuro…
Mi pueblo, como tantos otros de la antigüedad, creíamos en los dioses, dioses venidos de cielos, mar estrellas…digo que creíamos, pues un buen día, aparecieron ante nuestra aldea. Nos eligieron a dos de mi aldea, mujer y hombre y nos enviaron a sus maravillosos carromatos volantes. Nos prometieron un futuro... una vida de poder…pero era mentira.
Yo, como en mutros otros pueblos de la antigüedad, de muchas otras latitudes, culturas, colores de piel y religiones, fui “elegido” como uno de los 101 eternos.
Vagamos eternos, sin futuro, pues somos partes de todo el entramado de tiempos de esta dimensión.
El tiempo, curioso invento humano. Un invento, el único, que no podéis manejar. Solo ataros a el, con uñas y dientes. Amarrándoos a la idea de dejar huella. Pero cuando tienes mi punto de vista, te das cuenta de que, no merece la pena. No hay tiempo es todo cíclico, todo eterno y todo estúpido. Caen imperios erigidos días antes. Sagas enteras borradas de un plumazo de la tierra. Enfermedades que cabalgan como un jinete del Apocalipsis. El concepto global que nosotros poseemos de este, lugar, no cabria en vuestras cabezas. Pero aun así estamos para, por decirlo sutilmente, ser el “Pepito grillo”, la conciencia de este mundo.
Yo ya me he cansado, estoy harto. Vuestro mundo, en el pasado presente y futuro no es mas que un estercolero de vil maldad. Parafraseando a un escritor de lo más conocidos para vosotros, la peste caiga sobre vuestro mundo una y otra vez.
Pero no preocuparos, aun hay algunos de los míos que no pierden la esperanza. Conozco a todos, y unos cuantos, aun susurran al oído cosas de los genios, se pasean por las grandes manifestaciones, son parte del montón de personas que cambian este mundo para bien o mal,. Pero como siempre sin ser protagonistas, eso lo tenemos prohibido. Uno en concreto, le encantáis, muchas veces, es el único que me alegra, para seguir paseando entre vosotros. Si en alguna época le veis, tiene la piel de color aceituna, le gusta llevar barba muy corta, y cuando la época lo permite, lleva gafas de metal negro. Le conoceréis de mil nombres, para mi siempre será Giuseppe Vanzetti, un viejo juego de dos nombres revolucionarios que el le gusta mencionar.
Cuando me acuerdo de el, y sus discursos, puede que esta falta de dolor sea necesario, para comprender el vuestro.
Seguid viviendo, morid, vivir y disfrutar de este mundo, pues la historia os tragara, como hizo con todos menos los 101. a nosotros, ni siquiera nos mastico, pues estamos demasiado maduros.
Uthmar Al-áabir Al-Rashir Al-Batan
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