3/7/08

El monje.

Es día de nuestro emperador. Son las 3 de la tarde hora del palacio. Ojala estuviésemos allí. Mis ropajes de monje de la estrella dorada se me pegan a la piel, el calor es insoportable y la armadura encima actúa de receptor del calor del sol fuera de la muralla. Los soldados a mi alrededor se ven acalorados, con sus rifles casi arrastrando, entre este centenar de muertos. Rebeldes, paganos, infieles, escoria de este planeta. Alabada sea la gran estrella, acabamos con sus miserables vidas.

Los tanques y demás vehículos blindados se quedaron en el camino. Solo debemos averiguar si alguno queda con vida. ya que en este batallón estaba el líder rebelde.

No hay as que cadáveres con sus ridículos tres círculos en sus uniformes rasgados por nuestras balas. algunos tienen posturas raras, algunos les faltan miembros, algunos están asta blancos. Me dan asco, malditos rebeldes, su maldita causa es una herejía, un ultraje contra el emperador.
Merecen morir así.

De repente encuentro uno que esta mirando al cielo con sus ojos, aun tiene movimiento. Su incipiente barba, sus ojos, esa nariz...¡Por todos los mandamientos del emperador! Es el rebelde, el líder, esa sucia alimaña esta a mis pies moribunda. Me pongo de cuclillas a su lado, apartando mis túnicas con la estrella dorada, y extraigo un cuchillo. Morirá a mis manos, y seré un héroe, me ascenderán. Seré el próximo obispo de la gran catedral de la estrella. El cuchillo con el águila imperial en su garganta, solo un tajo, y se acabo idiota.

No, me para la mano su mano rápidamente.

-Gracias, necio e hipócrita religioso,- dice su voz sin ningún ápice de muerte.- acabáis de caer en nuestra emboscada.- Y un frío cortante corta mi garganta. No puedo gritar, o puedo avisarles solo mirar. De todas partes los "cadáveres" se levantan y empiezan a asesinar a los soldados. de todas partes salen rebeldes armados. Miro al fondo. una ráfaga de nuestra artillería y se acabo toda esta farsa. Pero me horroriza lo que veo. Ya han tomado nuestros vehículos, y su bandera roja y negra se alza en ellos. Todos los soldados caen deprisa, sin sufrimiento, sin dilación. Quedo yo ahogándome con mi sangre, ¿por que merezco una muerte así, oh gran estrella?

El líder se acerca a mi.

-Dirás, que no soy merecedor de hablar con alguien de tu nivel. O alguna de esas idioteces que decís los de la estrella. Pero soy un hombre como tu o cualquier otro. Nos habéis negado eso y mucho mas. Es hora de que el siervo se levante contra el amo, de que la oscuridad brille sin la luz de vuestra estrella, de que el zorro gane a el águila. Nosotros tenemos corazón, así que despídete del mundo y adiós.- Solo oigo un tiro, y todo se apaga...

Despierto días mas tarde en un hospital de un pueblo al sur de la gran muralla, mi garganta esta cerrada y solo tengo el cuerpo entumecido. El medico al verme despierto me habla de lo que me podía haber pasado, que me trajo un joven que había cosido mi herida y gracias a eso estaba allí.
Tras un rato de charla con el medico le pregunto quien fue ese amable joven, si dio alguna seña para identificarle y darle las gracias. Entonces el medico dijo algo, que me a llevado replantearme muchas cosas. Dijo que se llamaba Lugh, y que yo siempre le había llamado rebelde...

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