He visto, ya tantas coas. Los ojos cansados y secos quieren saltar de sus cuencas y abandonar, como yo dejarlo todo. Dejar de mirar tanto horror, tanto llanto, tanta mentira podrida en los labios y sus almas.
Pero aguantan, por que siempre quedan cosas brillantes que mirar. Siempre quedara un ultimo amanecer. Algo que ojear y observar. Algo sobre lo que escribir, algo sobre lo que escribir.
Puede que emprendamos caminos solitarios, que nos encontremos en los desiertos del desamor, de la melancolía. Pero aun en estos, el sol calienta nuestros cuerpos, el recuerdo enfría nuestra mente y la sonrisa ilumina nuestro camino.
Veo pasar este mundo ante mis ojos y me hago miles de preguntas. Todas ellas sin contestación valida alguna. El sonido de sus gentes, de sus vientos suena en mis oídos, y mas preguntas resuenan en mi mente.
Pero veo que este mundo me a dado la espalda muchas veces, demasiadas ya. Me ha abandonado a mi suerte, como en padre borracho y una madre adicta al crack. Pero, oh mi mundo, las cosas cambian.
Porque ahora soy yo quien te mira, quien ve tu pasar. Y, ojos secos, oídos destrozados, rodillas reventadas y pies hechos polvo, seguiré observando, escuchando y andando. Pues, la vivencia sera mi arma, mi alimento.
Mi poesía, mi experiencia gravada a fuego de pluma y papel.
Mi observación, el juicio personal.
Mi amor, la energía que llevara mi pasión día a día para seguir adelante.
Y yo mismo, uno mas entre la multitud, pero alguien diferente. ¿quien soy? Quien sino yo...ya me conocéis.
Solo he de dar gracias a las personas que me rodean, porque cada día que pasa, veo que son el mayor acierto de toda mi vida. Y, como dijo un viejo amigo, todo lo demás es polvo.
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