30/4/07

La ciudad de piedra.

“Llegamos al pequeño pueblecito. Estaba casi completamente arrasado. Era un pueblo de casa pequeñas y de un puñado de calles alineadas. Las casas estaban casi todas enteras, salvo las que habían recibido los bombazos. No había ni un alma caminando por sus calles. Ni mujeres en la plaza con los niños jugando. Ni ancianos ablando de tiempos mejores. Ni hombres di mujeres en sus diferentes puestos de trabajo. Solo calles grises por culpa de la sustancia de las bombas y cadáveres envueltos en ella. Mirase donde mirase solo había cadáveres yaciendo según habían caído envueltos en esas sustancia gris que ya se había endurecido tomando aspecto de piedra u hormigón. Tuvimos que registrar todo el pueblo. Casas enteras llenas de esas especies de estatuas mortuorias.

Mi regimiento se encargo de una calle de viviendas y el colegio. Aquello fue horrendo. Aun no soy capaz de dormir por las noches después de ese colegio.


Cuando ya registramos la zona, el general, mando que los seis regimientos descansáramos en la plaza. Como se podía descansar allí. Así que recolectamos los cadáveres en una pila en una de las esquinas de la plaza e intentamos poder descansar algo. Todo un pueblo arrasado por ocultar a unos pocos rebeldes, para ser exactos a uno. Durante esa parada maldije como todos al rebelde, pero por dentro también a los asesinos que pensaron, dieron y ejecutaron la orden de atacar de tal manera este pueblo. Porque mientras levantamos los últimos cadáveres de la plaza vimos que uno aun soltaba un excepto de vida pero murió antes de poder quitar la sustancia gris.


Se que el día que encuentren esta carta seré juzgado, sentenciado y ejecutado por rebelión y enardecimiento de la sublevación. Pero he de limpiar mi conciencia contándolo a quien me quiera escuchar. Ese pueblo fue masacrado por ocultar al jefe de los zorros rojos, un simple rebelde. Espero que mis maldiciones sirviesen de algo, y los culpables sean castigados. Yo ya he sido castigado con la eterna aparición de los rostros en mis pesadillas.


Se que esto no me exculpara de lo que ayude ha hacer, la guerra. Pero aclarara a quien lo lea la verdad. No fueron los rebeldes quienes mataron al pueblo, sino el gobierno para poder atraparlos allí.


Sin mas me despido. Juzgarme si queréis, porque no merezco perdón.”


Esto es una carta de un soldado de una de las historias que circulan por los zorros rojos. Va dedicado a los 5 lectores de este libro. Y espero que guste a todos. Aunque cruel, merecía la pena ser expuesto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sin duda de las mejores tramas q he visto en años... tenemos star wars... tenemos el señor de los anillos (o esdla, como se dice ahora)... y tenemos la historia de los zorros rojos, q me atrae de tal forma q me encantaría unirme a ellos y petar el puto imperio...

(( esto sólo lo entenderán los 5 lectores del libro, supongo ))

a cuidarse bro