“La felicidad, para mi, más que nunca ahora, es algo efímero. Cruza volando el universo, fugaz y temporalmente. Me agarro a una brizna de esa felicidad. Todo merece la pena y atravieso un periodo de tiempo sonriente. Hasta que caigo de nuevo. Las veo pasar rápidas cerca de mí, y todo el mundo va montado en ellas, y salta de una a otra antes de caer, siempre sonrientes. Pero aquí sigue lloviendo en estas tarde de verano sobre mí. Sigue sin estar el sol sobre mi cabeza, siempre sobre el horizonte, empezando a salir. Como si no fuese a empezar a brillar nunca. Y camino por las viejas calles de nuevo, con la lluvia sobre mí. Veo los viejos rincones donde paseábamos todos juntos, reíamos y pasábamos los malos momentos juntos. Y no puedo dejar de preguntarme ¿Por qué?
Acaso no habría habido otra solución, a veces pienso que no busque bien. Tantas tardes de post-fiesta, tantas pensando en irnos por la noche a pasarlo genial. Tantas buscando un plan mientras esperábamos a los más rezagados. Tantas tardes sin nada más que hacer que charlar.
Cuanta felicidad hemos perdido. Pero aun me quedan los fugaces trozos fugaces. Y me agarro a uno, mientras sonrió a los que aun están a mi lado, antes de volver a caer, ver la lluvia caer en mi cara, y saltar a por otro trozo fugaz.
Porque a veces la felicidad, aunque sea fugaz y una ardua tarea conseguirla, hay que agarrarla con todas nuestras fuerzas y sentir como nos llena, antes de volver a sentir la lluvia.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario