11/6/07

“La justicia es la verdad en acción." Joseph Joubert



Este traje alquilado me sienta bien, con este abrigo negro largo a juego. Es una pena tener que mancharlo. Me atienden como el embajador que digo ser. Mayordomos, vigilantes, secretarios de diferentes ministerios. Solo ha hecho falta papeles falsos que me acreditan como embajador de un país europeo del telón de acero, y una increíble oferta. Los perros ya salivan.

Entro en una gran sala. Todos los ministros en sus respetivos sitios se levantan para recibirme. Al fondo esta el viejo presidente. Saludo, hago chistes con mi acento ruso y comento que podrían traer algo de alcohol para celebrarlo después. Vodka, que típico estereotipo. Después de dos horas de firmar papeles, donde doy cesión de territorios para cárceles y centros de tortura, todas bajo su mando, empezamos a beber. Todos van ya bastante alcoholizados, idiotas yo no bebo de verdad. Entonces, cuando casi no se pueden mantener en su silla los ministros y el presidente empieza a soltarse con chistes de “mariquitas”, como el los llama, saco mis dos amigos.

Abriendo mi chaqueta muestro mis dos pistolas. Calibre 9mm con silenciadores. Pequeñas pero mortales si se saben usar. Vació mis cargadores sobre los ministros uno por uno caen sobre sus cuerpos acribillados. Solo queda el presidente que a recuperado su estado sobrio y me mira aterrorizado sobre su silla. Un golpe en su cabeza y cae rendido.

Cuando abre sus ojos lo ve todo, del revés. Esta colgado sobre sus pies, desnudo. A su izquierda, los ministros se amontonan como simples cuerpos. Pega un pequeño grito y se da cuenta que no puede alzar la voz, por que no tiene. Sus pupilas crecen al verme aparecer por un lado. Llevo una pequeña vara de abedul en mi mano.

“Losé.” digo “Puede parecer un acto cruel, sanguinario y digno del mas vil asesino. Pero eso visto por alguien como tu, es un enorme placer. Todos esos que ahora se amontonan y pudren, todos y cada uno, fue cruel, y despiadado. Asesinos, violadores, especuladores. Ninguno hizo ni un solo acto bueno en los dos años de gobierno. Tratasteis a la gente que gobernabais como ganado, como hormigas en vuestra granja. Pero debéis recordar, como dijo Chateaubriand, que la justicia es el pan del pueblo; siempre está hambriento de ella. no os voy a matar. Os he anestesiado, y os e dado 12 latigazos, quedaran marcados en vuestro cuerpo el tiempo suficiente para rectificar este camino que lleváis. Esto es una advertencia. No piense que somos terroristas islámicos, ni judíos, ni cristianos. Nuestra única religión es la justicia y nuestra única doctrina es que todos puedan vivir en paz y con ella. Pero si personas como usted y su gobierno siguen por este camino, nos alzamos. Matar a un presidente, puede condenarme para siempre a mi y a los míos. Pero como vuelva a cometer actos como el que hoy pretendía, no me importara volver y acabar el trabajo.”

Saco un viejo machete y corto la cuerda. El blanquecino personaje se da de bruces contra los cojines que coloque debajo. Le miro y lanzo mi ultima advertencia.

“Y, recuerde, no existo. Invéntese a un atracador, un policía desquiciado, un sicótico con un arma. Pero jamás nombre a nadie de los míos.”

Me levanto y me acerco a la puerta. En la pared blanca, con mi propia mano y la sangre de uno de esos ministros, dejo nuestra marca. La mano roja.

Miro atrás y veo la escena, hice bien en hacerlo yo, demasiado peligroso para cualquiera de mis chicos. Salgo con el plan preparado, nadie me detiene, nadie se fija en mi. En la calle saco mis trozos de látex y agrego partes a mi cara. Un nuevo rostro. Me quito los guantes de látex, una falsa mano, y falsas huellas. Pero cuando las identifiquen verán, que esa persona murió hace años. Respiro profundamente, ya termino. Como suelo decir, la justicia esta servida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sin duda voy a cancelar mi subvención a green peace y voy a dar los 20 pavos a La Mano Roja... jajaja... stos sí q saben hacer bien las cosas...

cuídate men

p.d:tp doy ni un pavo a green peace, jajajaja...