21/2/07

Historia de un general y el fin de su guerra.



La lluvia caía al otro lado de la ventana del palacio. Tenia el traje de gala puesto, botas, pantalones chaqueta con todas las medallas de la guerra y el sombrero de plato con la insignia de los cuerpos de asalto. En su cinturón llevaba la pistola que suponía descargada desde el fin de la guerra.


Delante de el presidente de la nueva nación, con sus guantes blancos y su traje reluciente, entregaba diplomas de retiro para todos los grandes soldados. Una manera de retirar a los partidarios de el régimen por el que habían luchado, por el que habían sangrado asta morir, y por el que les habían vendido al ganar para instaurar otro. Uno que mamaba de ideales de mas allá del océano. Malditos se repetía en su cabeza. El tenia solo 15 años al empezar todo. Se había alistado a los 20. Y llevaba mas de 15 luchando, llegando a ser general. La sangre le hervía. Estaban vendiendo a sus hombres muertos, las promesas de libertad y los años perdidos tras las trincheras. Sabia que debía de hacer.


El presidente se acerco a su posición en la fila. Le dio la mano le entrego el papel y cuando marcho al siguiente saco su pistola apunto al presidente. El palacio se quedo quieto. Ninguno de los guardaespaldas hacia nada, ni los soldados en fila. El empezó a dar su discurso. Pedía lo que se les prometió, por lo que sus hombres murieron en tantas batallas. Después de eso miro a la policía que ya se hallaba apuntándole desde la puerta de cristal. Y solo dijo: “ mi infancia me la robasteis, yo ahora podría robaros el futuro. Pero las guerras nunca acaban hasta que el general enemigo muere y sus ideales con el. Mis ideales murieron en ese tratado con el extranjero, solo quedo yo”. Y dicho esto mordió la boca de su pistola y todo acabo con un estruendo. Algunos dirán que estaba loco, otros que era un rebelde, otros que era un insurrecto, pero quien pueda juzgar q lo haga. Yo solo me quedo que sin libertad, hasta el mas cuerdo, hace locuras.

Porque todos tenemos guerras en nuestro interior, pero no siempre tienen porque acavar con el gran estruendo. A veces unas palabras abren todas las puertas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ains una esta acostumbrada a emitir su juicio directamente al autor pero ya que me ha pedido que repita aki lo dicho pos venga...aki vamos
simplemente decir que si me kedo con una frase de todo este escrito sin duda es que "sin libertad hasta el más cuerdo, hace locuras" y acerca de lo de las palabras (que esto es lo k le ha molao al señor escritor)mi humilde opinión es que no hay palabra suficientemente preparada de bolsitos o bolsillos o manos con fuerza suficiente para sostener una llave con la que abrir ninguna puerta. La fuerza,el valor de las palabras n oconsiste en abrir ninguna puerta, sino en hacer que cuando nosotros las asimilemos,las entendamos y las aceptemos seamos kienes decidimos si abrimos las puertas o no...simplemente nos hacen pensar,pero puertas,puertas...las llaves las tenemos nosotros y por cierto donde andan matarile rile rile???
un besito escritor, se te aprecia XD ciao!