27/5/07

Los ultimos guerreros.



“Sentaos a oír el fin de todo. De cómo nuestro mundo callo en el mas oscuro de sus tiempos, en la mas oscura de sus eras.

Después de que nuestro planeta se revelase, de que millones de personas muriesen, de que nuestra sociedad se hiciese una por la supervivencia. Después de todo llego la edad de la hegemonía. Un único poder se alzo por encima de los demás. Todo fue homologado. Todo aquello que no fuese lo elegido por el poder, era eliminado, prohibido, perseguido, disparado, encarcelado y, probablemente, eliminado por completo de este planeta. En especial ciertas culturas. Guerreros fieles a unas leyes de comportamiento y a la cultura que acompañaba su doctrina. Eso significaba, para el poder superior, que estaban en contra de los valores que representaban ellos y favor del gobierno anterior.

Todas las ordenes prohibidas. Todas las creencias ilícitas. Todos condenados a dejar las armas o alistarnos en sus filas.

Muchos se rindieron. Otros simplemente desaparecieron. Y un grupo nos alzamos en armas. Menos de 1000 hombres y mujeres. Pero todos guerreros fieles a un ideal de libertad que el poder supremo había aplastado como un mosquito. Todos estábamos reunidos aquella mañana frente a la explanada ante la gran muralla.

Vimos salir un ejercito enorme. Miles de soldados, con un sable y algún arma de fuego de corto alcance andaban como si fuesen un solo hombre. Nosotros empezamos los ritos de combate. A mi lado un monje con una túnica blanca saco una flauta y empezó a tocar una melodía de redención por nuestras almas y las suyas. Delante un gran guerrero clavo su espada tan ancha como una pierna y se restregó tierra del lugar en su cara cuadrada. A mi izquierda, una guerrera delgada y de piel oscura y pelo rubio, empezó cánticos mientras movía su espada en una danza secreta. Yo saque mi espada, la deposite en el suelo, hice un circulo de tierra a su lado y recite la vieja plegaria. “Que la naturaleza, infinita en su poder, guié mis manos para que la justicia siga siendo parte de su mundo...” Me levante después del rito con la espada en mano dispuesto a atacar. Vi entonces que los soldados se habían detenido a unos 100 metro nuestro. La primera ráfaga mato a toda la primera fila. Después de ese ataque, cargamos. Era increíble ver aquello. Los guerreros atacaban con tanta fiereza y agilidad que los soldados casi no tenían nada que hacer. Diezmamos mas del 70 por ciento de sus fuerzas y ellos solo un 10 por cien. Pero ese 10 se noto demasiado, eran nuestros hermanos, esposas, amigos, compañeros. Su ejercito huyo. Pero todos sabíamos que vendría después. El final, con los fuegos artificiales de el ejercito.

En la explanada estábamos. Esperando un final inminente. El monje de la túnica blanca tocaba una vieja melodía de despedida. El guerrero de la espada enorme y la guerrera de piel oscura hacían el amor, bonita manera de despedirse de este mundo de una pareja. Yo saque mi cuaderno de notas y me puse a escribir una despedida. Se que estas letras nunca llegaran a ninguna mano, serán destruidas por las bombas. Así que diré la verdad. Los que marcharon para desaparecer, son nuestra resistencia en este mundo. Los que se rindieron y entraron en filas, nuestros espías. Ellos nos recordaran como los héroes que lucharon por hacer parecer esto mas real, y nosotros les recordaremos como los que se atrevieron a dejar todo y huir y los que convivieron con el enemigo para acabar con el. Todos somos uno. Y no caeremos con estas bombas, ni con millares mas. Somos guerreros de Limbao, monjes Drumbir, amazonas Poe´ner, maestros de mizutzy, dao`shin y cientos mas que murieron aquí.

Por ellos estas palabras, porque mientras estemos en vuestra memoria, no moriremos. Con el atardecer de este día, con las ultimas luces antes de las bombas me despido. A aquellos que ame, siempre estarán en mi corazón; a aquellos que odie, les pido perdón; a aquellos que me olvidaron, no importa si un solo segundos antes de iros lo hacéis valdrá la pena; a los que se queda aquí, solo os digo luchad nunca os rindáis, como dijo un viejo amigo, nada merece tanto la pena.”

Esto es parte de los relatos pertenecientes a las historias antes de los zorros rojos. Los seguidores de la historia sabrán de que puede ir esto. Para ellos va dedicado. Gracias por hacer posible que esta historia continué no solo en mi cabeza.

Y para concluir decir, que la libertad es algo innato en todos nosotros. Nunca dejéis que nadie os la quite de una u otra manera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hmmm yo no soy lectora porke tengo los capitulos a la mitad... y estoy saturada de tol dia de un siglo de historia de guerras y mas guerras y no se k poner,pero simplemente por eso de decir alaaaa un comentario :) hola duduuuuuu, k se me va? ya weno, nuse, larala...
y tranki k yo al k me kiera kitar la libertad le canso hasta k se aburra y se vaya XD, k alomejor no tarda muxo si hablo deprisa.. un abrazooo

Anónimo dijo...

esta carta podriamos considerarla un... tryler..?? jajaja
a ver si me levo los 3 ultimos, q voy algo atrasado..

sorry men...

cuidate

lavozabsurda dijo...

Queremos más!!!!Queremos más!!!YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, sigue escribiendo, a ver si terminamos los examenes y te pones al lío!!!!
Un abrazo creador de mundos fantásticos!!!