28/9/07

Cazadores de Horrores: El Dragón del Abismo.


"…Los años pasan, pero hay cosas que no cambian. Hoy hablaré de los cazadores de horrores. Llevan años entre nosotros, más que nuestra civilización. Hace mucho tiempo, un hombre, un hombre de oscuro pensamiento, conjuro una pequeña fisura separando el mundo de los pensamientos del nuestro. Y con ello libero a los horrores.

Algunos de estos son parecidos a perros rabiosos, otros dragones de color negro, otros solo espíritus de color blanco. Se mueven por nuestro mundo, atacando, consumiendo las almas y los cuerpos de los desprevenidos.

El hermano de aquel hombre oscuro, un caballero que buscaba riquezas alquilando sus servicios, juro evitar que los horrores atacaran humanos y llevarlos de nuevo a su fisura. Formo una orden de caballeros, los cazadores de horrores. Todos ellos juraron, y aun juran, hacer que esas abominaciones regresen a su hogar. Infiltrados en policía, servicios especiales, bomberos, periodistas, investigadores y todos los estratos, son una gran barrera de contención para ese mal…

Parc du champ de mars, Paris. La convención de ministros europeos de finanzas se reúne allí para hacerse una fotografía. Al otro lado del río, los miembros de una manifestación gritan exaltados cánticos contra las medidas de la U.E. pero un rugir acalla tanto flases de las cámaras como los gritos de los manifestantes. El sena se abre, y de él sale un enorme monstruo de color escarlata. Sus alas son escamosas y todo su cuerpo reluce al sol. Un dragón de los abismos glaciares, grita un manifestante que sale de entre la multitud, saca un teléfono móvil, pulsa un botón y dice “Código 5, dragón de los abismos glaciares, unidades cercanas a los campos de Marte.” Salta el cordón policial y saca de su mochila un objeto negro, lo despliega y es un arpón con una especie de correa gruesa conectada al arpón de color brillante. De la mochila saca el resto y lo enrolla en su argolla de cinturón y sale corriendo.

Al otro lado del río, de entre los periodistas, un inglés con su paraguas saca el mismo teléfono y corresponde al mensaje. Sus compañeros se apartan cuando ven que saca una especie de revolver y lo conecta al mango de su paraguas y sale corriendo en dirección a la Torre Eiffel. En dicho monumento el dragón se ha posado, con sus gruesas garras traseras sujetas de la parte mas alta haciéndole colgar de manera amenazante. Desafiante con sus ojos de color rojo y sus garras delanteras potentes mira a los dos individuos que se acercan corriendo. De repente de las calles circundantes aparecen una docena de individuos, un bombero dos gendarmes, un turista, todos armados con semejantes armas de estilo parecido al arpón. El inglés se presenta a todos ellos, desde la lejanía, como el general Samuel B. Jerkins, al no haber otra contestación toma el mando. Rodean como pueden al dragón entre bocanadas de fuego. En ese momento el general inglés, dispara a la cabeza y de su paraguas sale la punta afilada a una velocidad de vértigo. Seguido todos sus compañeros disparan igual. La docena de arpones y filos se clavan en su dura piel en cabeza y cuello. El dragón se empieza a mover, eso no lo daña tanto como para matarlo. Pero los arpones tienen un grueso cable conectado. Y todos lo conectan a pequeños cubos de metal negro, que sacan de bolsillos, y presionan un botón rojo que esta en su superficie. Inmediatamente el monstruo se empieza a agitar de manera violenta. La electricidad que pasa por dentro de su gruesa coraza escamosa lo esta matando nervio a nervio. El dragón cae casi inmóvil al pavimento. En ese momento el manifestante se acerca y saca e su mochila un pequeño pincel, moja con su saliva y escribe con ella sobre la piel del dragón, y al acabar el trazo, de lo que parece un signo antiguo, el monstruo empieza a hacerse mas y mas transparente asta que nadie puede verlo, ha vuelto a la brecha.

Los tres caballeros guardan de nuevo los arpones que están en el suelo en sus respectivos escondites, s dan la mano y cada uno desaparece por una calle. Todos aquellos que estaban presenciando la escena de pronto olvidaron al dragón, a los individuos y todo cuanto había acontecido, todos menos uno. Un joven de entre los periodistas, no sabia que lo había podido recordar, porque el podía ser uno de los cazadores de horrores, de el dependía…

Pero eso lo contare en otra ocasión."

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