5/9/07

Dragón blanco y dragón negro.


“Este mundo oculta siempre cientos. Pero hoy hablare de la eterna lucha, odio y guerra entre los Qánter y los Mon´dawan.
Desde hace milenios, estas dos casas se han odiado tan profundamente, que han inspirado cientos de novelas y d relatos, siempre cambiando sus milenarios nombres.
No hablare de las luchas en la edad media, bajo las diferentes banderas, no hablare de su adaptación en los diferentes ejércitos de las guerras modernas. Sino de sus luchas en nuestras calles, a día de hoy.

Muy difícilmente veréis a un Qánter con su vestimenta original. Ahora llevara su larga gabardina, traje y corbata. Pero en algún lugar de esa indumentaria, llevara un arma, espada o cuchillo, y estará siempre preparado para el combate. Estas armas suelen tener un aspecto curvo con un angulo a veces casi recto, son armas Qánter. Suelen llevar gafas de sol, puesto que una maldición Mon´dawan hizo que todos nacieran con cierta fotofobia ocular. Pasearan por lugares de alto nivel, se codearan con presidentes, comerciantes, como antaño. Pero todos ellos llevaran en su espalda el viejo tatuaje, un dragón negro.

Un Mon´dawan en cambio se reconocerá siempre, porque siguen vistiendo de manera diferente al resto, tribus urbanas, los llaman ahora. No son todas, pero infiltrados en ellas están. Llevaran siempre sus amuletos, pequeñas cuentas de madera colgando de cuello, muñecas tobillos y cintura. Estos amuletos les dan lo que, desde tiempo inmemorial, hacen que las guerras continúen, cierta inmunidad contra el acero de los Qánter. Además llevaran siempre una muleta, un tubo de cartón para proyectos, o cualquier objeto hueco. Dentro llevaran la espada Mon´dawan, larga y afilada. Y siempre llevaran en su espalda el símbolo del dragón blanco.

Si dos individuos así se encuentran, se miraran con ira se apartaran del mundanal ruido, en callejones y lugares oscuros, desenfundaran armas y al salir solo uno saldrá con vida. Esa es la regla.

Dice la leyenda que en principio eran dos hermanos, ambos se enamoraron de la misma mujer, y ambos yacieron con ella. Al enterarse de ello, uno reto al otro a un combate. Lucharon tanto que casi se matan. Medio muertos juraron curar sus heridas y no descansar hasta matar al otro. Y cambiaron sus nombres.
De la doncella que enamoro a los dos, se dice, que huyó a las montañas embarazada. Y que el hijo, es la única parte capaz de calmar ambas familias, la estirpe perdida de los Qánter y los Mon´dawan. Y algún día saldrá de las sombras y todo volverá a la paz, pero eso mejor contarlo otro día.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

es falso o cierto?